12. EL SILENCIO DE SAN JOSÉ

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98) Para hablar acerca de Jesús no alcanzan todas las palabras. Pero cuando se está con Él, como José, estorban todas. Y para escucharlo a Jesús, no le bastan, al que lo ama, todos los silencios.

99) …está José. Mirando en silencio al Niño que lleva en brazos. ….oye hablar al niño, José está en silencio porque escucha.

100) …está silencioso pero no mudo. San José, padre entre padres, es el hombre entre todos los hombres que -para Jesús- debía reflejar mejor los rasgos de Dios Padre. 

101) José refleja en su silencio…. El Silencio divino. No tenemos en el Evangelio ni una sola palabra de San José. Todo él se oculta tras Jesús.

102) Y sin embargo, todo Jesús puede hablarnos de él, pues a su sombra creció en sabiduría, y en edad; bajo su guía se inició en la lengua, la cultura, la piedad, el oficio… De José tuvo el porte, el aire, los gestos aprendidos y hasta algunos dichos.

103) … José es el comentario viviente de las palabras de San Ignacio de Antioquía a los Efesios: “El que posee de verdad la palabra de Jesús, puede escuchar también su silencio, a fin de ser perfecto. A fin de que obre de acuerdo a lo que habla y sea conocido por Dios por lo que calla.”

104) Durante la liturgia Eucarística hay un tiempo para hablar y otro para callar. Con su silencio, José preside el gran silencio que se opera en el templo después de la comunión. Cuando los creyentes estrechan a Jesús contra el corazón y callan en su presencia. 

105) En el silencio…. el alma ingresa en la región donde habita José. La región del silencio y del secreto donde sólo nos ve el Padre que ve en lo secreto (Mateo 6,4). La región de los misterios clamorosos, ocultos al príncipe de este mundo y que suceden -o porque suceden- en el silencio de Dios y en el inviolable secreto de cada alma.

106) …para reducirnos al silencio de San José: “No hay lengua que en verdad pueda decirlo, ni letra que en verdad pueda expresarlo: tan sólo quien su amor experimenta es capaz de saber lo que es amarlo.”

107) Por eso José calla. Y por eso no tiene en su mano un libro de teología, ni una cristología, ni un catecismo, ni siquiera un Evangelio o Nuevo Testamento. Sino a Jesús mismo. Es que con menos no basta, ni puede conformarse nuestro corazón.

RESUMEN DE 
"LA DOCEAVA VISITA"
DEL LIBRO DEL P. HORACIO BOJORGE
"A CRISTO POR EL CAMINO DE JOSÉ"

APORTE DE MARÍA JOSÉ ARNABAL