1. UNA MIRADA DE CONJUNTO


1. UNA MIRADA DE CONJUNTO


1) Antes de entrar a considerar los detalles de la imagen, conviene que le demos una mirada de conjunto para reparar en sus elementos.

2) El artista sagrado (José María Ponsoda Bravo 1883-1963) nos presenta a un San José joven y vigoroso.

3) SAN JOSÉ lleva al Niño Jesús en brazos.

4) Está rodeado por una aureola luminosa que irradia disipando un halo de nubes.

5) Hay otra nube a sus pies, sobre la cual se apoya, descalzo, el pie derecho de José y que oculta su pie izquierdo.

6) Podría creerse que avanza pero al mismo tiempo ascendiendo al cielo.

7) Lo rodean Querubines: a sus pies, sobre su cabeza y a la altura de los hombros.

8) A sus pies, a ambos lados de la imagen hay dos ángeles niños. El de la derecha está sosteniendo el bastón florecido.

9) Sobre la cabeza de José, extiende sus alas en un vuelo ascendente la paloma blanca que figura al Espíritu Santo.

10) San José sostiene al Niño Jesús sobre el brazo izquierdo. Lo tiene sobre un pañal blanco, envuelto a medias con su manto.

11) Con su mano derecha, José en ademán de tomar delicadamente la manita derecha del Niño, pero sin tocarla, la contempla con la boca entreabierta, en actitud asombrada o de arrobamiento. En ella está puesta toda su atención

12) Podría estar diciendo o exclamando algo. Está vestido con una túnica celeste y su manto es color tierra.

13) EL NIÑO JESÚS, desnudo, apenas sentado sobre un pañal, tiene su mano izquierda levantada. Podría sostener en ella un globo terráqueo o una cruz. Pero nuestra imagen nos muestra, actualmente, la manita vacía, alzada a la altura del corazón.

14) El Niño Jesús "está de cara al Padre" vuelve su rostro hacia el rostro de San José y parece acercársele.

15) Lo mira con ternura y sus labios pueden estar susurrando algo al oído de San José.

16) SAN JOSÉ Y EL NIÑO JESÚS están pendientes el uno del otro. Como sumergidos y absortos en un diálogo silencioso, envueltos ambos en una corriente de ternura recíproca.

17) José está en actitud de quien protege, admira y atesora al Niño. Y el Niño en actitud del que se abandona al abrazo paterno y lo retribuye gozosamente.